La llegada de una impresora 3D a cada hogar es un objetivo cada vez más cercano. Un dispositivo que por su volumen, funcionalidades y accesorios necesitará del desarrollo de una logística especializada, sobre todo, para el ámbito empresarial. De momento, hay que aplaudir iniciativas como la del fabricante Ricoh en su política de RSC (Responsabilidad Social Corporativa). Varios unidades de su equipamiento de impresión 3D lo ha cedido al Ayuntamiento de Sant Cugat y Ayuda en Acción con el objetivo prioritario, entre otros, de salvar la brecha digital.